
Mi cocina solía tener un rincón despejado frente a la ventana. Hasta que un día, necesité una silla para alcanzar la parte alta de un armarito y al terminar de usarla la aparté y la coloqué al lado de la ventana.
¿Qué pasó? Pues que esa silla se convirtió en un mirador de visita diaria obligada para mis gatos. Desde esa silla se incorporaban sobre sus patas traseras para vigilar los pajaritos que pasaban por allí y todo aquello que pudiese suceder en el exterior.

Dejé la silla allí durante mucho tiempo. Años, incluso. Me daba pena privar a mis gatos de su derecho inalienable de mirar pajaritos (como decía Paloma Díaz-Mas). Pero estaréis conmigo en que esta silla vieja y descuidada creaba un rincón para nada glamuroso.
El cambio
Así que era imperativo dejar un mueble para que los gatos siguiesen disfrutando de las vistas en sus ratitos de expansión. Pero también tenía que ser un mueble práctico: que sirviese para dejar cosas, o que permitiese utilizarlo como taburete o escalerita para alcanzar objetos altos.
Enseguida pensé en una mesita con sillas, pero el problema era el de siempre: el espacio. ¿Cómo meter una mesa aquí sin anular por completo todo el espacio y poder seguir abriendo los armarios?
No quería gastarme demasiado dinero en este rincón. Así que hice algo que no suelo hacer para buscar muebles: ir a Ikea ver si me ofrecía alguna solución. Digo que no suelo hacerlo porque al final me da la impresión de que si amueblas la casa allí terminas teniendo la misma casa que un montón de gente. Pero es cierto que hay cosas baratas que pueden solucionarte un problema como este.

Y después de mucho tiempo allí dando vueltas, estos fueron los muebles elegidos:
- La mesita abatible Askholmen (19,99 €) que se ajustaba a las medidas que necesitaba (70 x 44 x 71 cm) porque permite abrir las puertas circundantes.
- El taburete Västerön (9,99 €) que por su color, combinaba bastante con la cocina. Y por su tamaño, podía guardarse debajo de la mesita sin ocupar un espacio extra (36 x 36 x 44 cm).
El montaje Ikea
Con la emoción de redecorar ese rincón de la cocina, al día siguiente, los muebles ya estaban montados :)
Contrariamente a los gustos populares, lo que más me gusta a mí de los muebles de Ikea es el momento de montarlos, jeje. Es fácil y rápido y suele hacerme sentir útil, jajaja.

No obstante, no seguí las instrucciones al pie de la letra: la mesita está preparada para atornillarla a la pared, pero yo no quería agujerear las baldosas de mi cocina por si en algún momento retiro la mesa de este rincón. Así que pegué la mesa con tiras adhesivas anticlavos especiales para bricolaje.
Por otra parte, me di cuenta de que la función de taburete-escalerita no estaba demasiado bien cubierta por ese taburete metálico. Lo cierto es que no es lo suficientemente estable como para ponerse en pie sobre él (en este sentido era mucho mejor la silla). Así que ahora debo traer una escalera a la cocina (o jugarme mi integridad física con el taburete) cada vez que quiero alcanzar algo que ronda por las alturas. Este es un ejemplo de mueble bonito pero no todo lo polivalente posible.

El resultado
Pero al final, el objetivo principal de la mesita ha sido cumplido: es un rincón mucho más bonito que antes ¡y en el que los gatos siguen asomándose a la ventana!
Y como muestra un botón:


Espero haberos servido de inspiración para rellenar de una forma práctica vuestros rincones en cocinas, balcones y rincones estrechos. Estaré feliz de leer vuestros remedios contra espacios pequeños. ¡Escribidme!

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