Mi cocina solía tener un rincón despejado frente a la ventana. Hasta que un día, necesité una silla para alcanzar la parte alta de un armarito y al terminar de usarla la aparté y la coloqué al lado de la ventana. ¿Qué pasó? Pues que esa silla se convirtió en un mirador de visita diaria obligada para mis gatos. Desde …
