El verano pasado me fui unos días de vacaciones a Formentera, bueno, nos fuimos (a lo grande), porque mi chico y yo llegamos allí con Agapito y con Ru que nos hicieron compañía durante todo el viaje.
No conocía la isla, pero al instante me quedé prendada de ella: de su esencia, sus aguas cristalinas y cálidas, su aire desenfadado… Me encantó su estilo colorista de decoración entre hippy e ibicenco.
Por eso, (y aunque no lo he hecho antes) me gustaría compartir con vosotros unas fotografías del lugar donde nos alojamos, que nos hizo sentir como en casa desde el primer momento (para que veáis lo importante que es el color y la decoración para hacerte sentir a gusto en un lugar).

Nuestra casita estaba ubicada en un lugar recóndito, a unos pocos metros de la playa. Para acceder a ella teníamos que caminar a lo largo de un pequeño bosquecillo de pinos y matorrales. Pero las vistas cuando la vegetación se despejaba eran increíbles. ¡Un mar para nosotros solos!

Y no solo el camino; en el interior de la casa teníamos una terraza que tampoco era nada desdeñable. Acostumbrados a un piso sencillo, este espacio nos parecía un paraíso para nosotros solos.



Pero no solo fuimos nosotros los que disfrutamos de la terraza durante estos días de vacaciones. Agapito (la tortuga) campaba a sus anchas tomando el sol y sus pequeños tentempiés de lechuga.

A Ru le asustaba más el tema de investigar un lugar desconocido. Los primeros días se mostró muy tímida. Cada vez que salía a la terraza lo hacía de forma muy cauta mientras su rabito cardado con todos los pelos de punta indicaba que era una situación nueva que no le hacía demasiada gracia.

Aunque poco a poco se fue acostumbrando a su nuevo hogar y ya salía a investigar.

Lo único es que nos dijeron que debíamos llevar cuidado con los fardatxos (las lagartijas autóctonas de las Baleares), ya que a los gatos les gusta mucho cazar este tipo de animales, pero resultan tóxicos para ellos.

Por dentro de la casa Ru también investigaba, no os creáis que estaba ella tan tranquila, no. El estado natural de Ru siempre es alerta.

Lo cierto es que el interior de nuestra residencia por unos días también era de lo más acogedor. Los vivos colores de la cocina me hicieron sentir como en casa.

Y es que para que un espacio nos resulte familiar y agradable no hace falta que se trate de una casa enorme con muebles carísimos: los pequeños detalles siempre son los que marcan la diferencia. ¡Y esta cocina está llena de ellos!

En la imagen de arriba vemos que con unos pocos detalles es posible crear un conjunto lleno de originalidad:
– Un reloj con los números y las manecillas de colores nos alegrará el momento de mirar la hora (a mí incluso me dejaba embobada mirándolo fijamente, jajajaja).
– Una tostadora con unas cuantas pegatinas sobre ella imprimen personalidad a un pequeño electrodoméstico que de otra forma podría pasar desapercibido.
– Y siguiendo con las pegatinas: estas otras con forma de flores con relieve aportan vida y luminosidad a un sencillo mueble negro.

Y la zona del dormitorio, aunque compartía espacio con la cocina, estaba muy bien delimitada por las paredes pintadas en blanco y los vinilos que invitaban a la paz y el descanso. Como siempre, a mí el color me conquistó gracias a las sábanas y la colcha en colores más intensos.

Pero la cosa no paraba aquí. El baño estaba lleno de guiños que lo convertían en un espacio muy agradable. Y es que hay que ver lo que viste una planta en el baño: en este caso esta orquídea rosa artificial nos daba los buenos días cada mañana cuando íbamos a lavarnos la cara. ¿Y qué me decís de enrollar las toallas de tocador y dejarlas sobre una cestita? Otra idea fantástica es una cortina de ducha de un color vivo como el fucsia (porque hay cada cortina de ducha fea por ahí…). ¿Y qué hay de la utilización de bloques de vidrio azules en vez de los clásicos blancos? ¡Ah! Y el grifo del lavabo se iluminaba con luces led de colores.

En esencia: un lugar muy especial en el que nos sentimos muy a gusto. ¿Quién sabe si no repetiremos dentro de un tiempo para volver a disfrutar de Formentera rodeados de todos estos recuerdos?
Y a pesar de todo lo que os he contado sobre la decoración de un lugar, tengo muy claro que al final tu hogar es el lugar donde se encuentran los tuyos: ya sean tus hijos, tu pareja, tus padres o tus gatos. Y por eso, este es un lugar al que siempre podremos volver rodeados de nuestra familia (y eso incluye también al reino animal).

Un beso a tod@s y, si estáis de vacaciones: disfrutadlas, que luego pasan muy rápidas.