El paso del tiempo es algo inevitable, es así. Y en nuestro hogar no iba a ser de otra manera. Pero podemos hacer dos cosas:
- Dejar que las cosas se vayan deteriorando sin ponerles remedio (te terminas acostumbrando a los «trucos» a los que hay que recurrir cuando algo del hogar no funciona bien. Pero a la larga estos condicionantes terminan haciendo la rutina un poco más dura de forma casi imperceptible: una cisterna que pierde, un pomo que no cierra bien, una bisagra caída…).
- Invertir un poco de tiempo de tu fin de semana o de alguna tarde e intentar arreglarlo (por tus medios, si tienes la suerte de ser un manitas; o contratando a un profesional si prefieres no acabar estropeando algo o incluso lesionándote tú mism@). Sí, es un rollo, pero en cuanto hagas esa pequeña mejora, ya verás como lo agradeces.
Como habrás podido intuir, yo suelo preferir la segunda opción. Aunque reconozco que la pereza muchas veces me vence y me abandono a la dejadez de la primera opción, nadie es perfecto.
Pues al lío: resulta que desde hace unas semanas el grifo de la cocina se bamboleaba mucho y además empezó a perder agua por debajo del fregadero. Mi chico y yo intentamos arreglarlo con toda la buena intención. Y sí, dejó de perder agua. Pero apretando, apretando… se ve que fijamos demasiado la manguera y al final el grifo dejó de ser extensible. ¡Qué se le va a hacer! No puede ser todo en esta vida. Así que al final lo dejamos un poco suelto para poder extraerlo, pero no tanto como para que perdiese demasiada agua (son esos trucos de los que os hablaba antes).
A mí la verdad es que este grifo me encantaba (lo podéis ver en la foto de arriba) (y también podéis ver la sombra de un espontáneo. Una pista: no soy yo). Creo que se trataba de un Roca Targa: tenía un diseño sencillo, se giraba sin problemas sobre su eje, no estaba ni muy cerca ni muy lejos del fondo de la pila, se extraía para hacer más fácil la «fregaza» (como dice mi padre)…
Pero finalmente llamamos a un fontanero que nos solucionó el problema en un santiamén con mucha más maña que nosotros. El grifo nuevo por el que lo hemos cambiado es otro monomando de la marca TRES (modelo162438). De momento estoy muy contenta: gira sobre su eje igual que el anterior (aunque de momento va un pelín más duro) y también tiene una distancia perfecta entre el fondo de la pila y el grifo.
Además sigue siendo extraíble, lo cual es muy cómodo a la hora de fregar fuentes y recipientes muy voluminosos.
¡Y tiene un plus! Si presionas la parte alta del grifo, el agua pasa por una boquilla diferente que es similar a los aireadores de las duchas. La presión no es muy superior a la que tiene el grifo de forma normal, por lo que no sirve para levantar la suciedad de la vajilla de forma demasiado eficiente, pero ya le encontraremos algún uso.
Pues esta es la última mejora que hemos tenido en casa. Pero si hay más, no dudaré en relatároslas. ¿Cuáles han sido vuestros últimos arreglillos? Contádmelo en los comentarios aquí abajo ;)
Un saludo y hasta el próximo post.