Sauron llegó a casa una tarde de septiembre de 2015. Mi chico y yo llevábamos tiempo pensando en darle un hermanito a Ru para que no estuviese tan sola cuando no estamos en casa.
Aquella tarde pasamos por delante del escaparate de una tienda de mascotas. Había un bebé de gato negro que se acercó al cristal y empezó a abrir su boquita rosa intermitentemente. No oíamos nada a través del cristal, pero supusimos que se trataba de un maullido de auxilio suplicando «sacadme de aquí».
Nos partió el corazón. Pobre criatura ahí encerrada. Entramos en la tienda y preguntamos qué le pasaba a aquel gatito. Nos dijeron que el día anterior se habían llevado al último de los hermanos que quedaba con él y por eso se sentía solo. ¡Pobre!
La historia que nos contaron sobre él fue que su mamá era una gata casera que había tenido a sus cachorros en casa y que después de destetarlos los habían llevado a la tienda para que les pudiesen encontrar un adoptante adecuado. Si así había sido, esa criatura debía de encontrarse muy desamparada en aquel momento.
Sin pensarlo, dijimos que nos lo reservasen para volver en un rato a por él con un transportín. Parece ser que se querían deshacer de él cuanto antes porque nos dijeron que nos lo empaquetaban en una caja con agujeros para que nos lo pudiésemos llevar ya. ¡En una caja! Pobrecito. Si ese era el trato que le esperaba en aquella tienda, nos lo llevábamos ya a casa.

Al llegar a su nuevo hogar, pronto nos dimos cuenta de que Sauron era un terremoto: corría, saltaba, perseguía a Ru y se pasaba las noches maullando. ¡Ah, pillastre! Así que esa boquita rosa intermitente detrás del escaparate no escondía un maullidito tierno de lamento… Se trataba de un maullido agudo cargado de impertinencia gatuna.
Lo que en un principio pensábamos que iba a despertar el instinto maternal de Ru y que calmaría su soledad en los ratos muertos, se convirtió en un completo sentimiento de enigmática confusión para ella. No sabía muy bien qué hacer con ese pequeño ser negro y de patitas flacuchas que la perseguía por la casa allá adonde fuese.

Sauron era pura energía: correteaba por el pasillo golpeando los bebederos y derramando agua por todas partes, subía a las mesas y sofás para luego tirarse en picado sin medir muy bien la altura a la que estaba, mordisqueaba cualquier planta a su alcance, y sobre todo ¡nunca se despegaba de Ru aunque esta indicase por todos los poros de su cuerpo que necesitaba una pausa para el descanso!

Pero entre todas sus trastadas y actos llenos de inconsciencia, cuando Sauron posaba para las fotos, era la viva imagen de un cachorrito inocente e indefenso que solo pedía un poquito de amor.

Aún así, todos en casa sabemos que Sauron es un polvorilla y no consigue estarse quieto. Prueba de ello son las miles de fotos en las que sale en el blog. Es ver una cámara en acción y Sauron corre a boicotearme la sesión de fotos. Aquí tenéis algunos ejemplos que seguro que recordaréis.

Saco la cámara y se vuelve loco. Como este día en que casi se la come del entusiasmo de saberse protagonista del vídeo.
Pero hay que decir a su favor que Sauron también tiene una faceta muy cariñosa en la que le gusta acurrucarse bien pegadito a nosotros y quedarse dormido como un angelito de color negro que parece no haber hecho ninguna travesura en su vida.

Esa faceta me roba el corazón. Y este acurrucamiento es especialmente bonito el día que estás enferma y de repente dos gatos vienen a acurrucarse encima de ti dándote su calor y su apoyo.

Así que si alguna conclusión sacamos de esta presentación de Sauron es que por un lado es un rabito inquieto pero por otra parte es muy mimoso. Así que a partir de ahora, cuando se cuele en las fotos del blog ya sabréis qué carácter tiene y también podréis distinguirlo de Ru (Sauron tiene los ojos marrones y Ru verdes. Ru tiene una manchita blanca bajo la barbilla y Sauron es totalmente negro).
Nos vemos en el próximo post. De momento, me despido con un vídeo sobre el día en que Sauron descubrió el agua, porque aunque es muy nervioso para algunas cosas, esa valentía y curiosidad también lo llevan a descubrir nuevas cosas cada día.
Un beso para tod@s y un maullito de parte de Sauron.